Friday, March 28, 2008

Hacía mucho calor y las gotas de sudor se resbalaban por la espalda. Las camisetas se empapaban como si les hubieran echado encima un cubo de agua, solo que esta estaba caliente.

Yo iba caminando por el borde del lago, metiendo de vez en cuando mis pies en la orilla para refrescarme.

De pronto, una tenue brisa comenzó a levantarse haciendo que la falda de mi vestido ondeara y que las páginas del libro que sujetaba con la mano izquierda me acariciaran los dedos. Los mechones de pelo que la cinta que no había logrado capturar, me hacían cosquillas en la barbilla y los labios, sacándome una pequeña sonrisa.

En estas estaba cuando alguien me rozó una pierna. Alarmada me giré y miré. Se trataba de un perro, un pastor alemán muy bonito que me miraba y sonreía sacando la lengua amistosamente.
Cerré el libro, lo dejé en el suelo y acaricié la cabeza y orejas del precioso animal que me correspondía lamiéndome tiernamente el brazo.

Cuando me giré, el libro no estaba donde lo dejé. Miré a mi alrededor y vi un par de pies descalzos. Mi mirada fue subiendo lentamente, fijándome en los pantalones blancos remangados, en la camisa azul claro por fuera del pantalón y, finalmente, en el rostro de un chico más o menos de mi edad que sujetaba mi libro entre sus manos.

Me levanté lo más rápido que pude, pero me mareé. El chico, que se había dado cuenta de mi pérdida de equilibrio, me sujetó a tiempo para que no cayera. Por un momento, nos quedamos quietos sin saber bien qué hacer. El perro, que sin duda debía ser de aquel chico, nos rodeaba jadeando alegremente.

La primera en reaccionar fui yo. Me separé y le miré. Era un chico muy guapo. Alto, moreno, de ojos azules y barbita de tres días. Me sonreía con sus bien colocados dientes blancos.

Y yo le devolví la sonrisa.



Soñadora

2 comments:

Angst said...

los dientes, siempre los dientes: no podéis negar que es algo familiar!

mtg said...

Me sonreía con sus bien colocados dientes blancos...

jajajajajajaja!!!!
pues sí, es cosa de familia...:D