Friday, February 01, 2008

amor eterno

En medio de aquel bosque había un claro. No había nada, excepto dos árboles.

Se encontraban uno al lado del otro, rozando sus grandes ramas, acariciándose con ayuda del viento que pasaba. En invierno, cuando tenían frío, alargaban sus raíces para darse calor. Con el paso del tiempo, comenzaron a crecer y ser robustos. Nunca dejaban de mostrar su cariño, juntando sus ramas hasta creer que eran uno solo.

Pero, al cabo de unos siglos, construyeron el metro y una vaya puntiaguda los separó de improviso.

El árbol no quería separarse de su amor, pero le era imposible atravesar con las raíces la vaya. Decidió doblar lentamente su tronco para así sentirse más cercano a las ramas de su compañera. Aunque los largos y afilados pinchos de la vaya se le iban clavando en la corteza del tronco, destrozándolo, él no se daba por vencido. No quería perder a aquel ser amado que siempre le mostraba cariño, juntando sus ramas, y que, cuando hacía frío , le había dado calor con las raíces.

Tanto se dobló que, finalmente, los crueles alfileres de hierro le atravesaron el corazón y le hicieron morir lentamente, secándose ante su ser más querido. Éste al verlo, sufrió mucho, por lo que decidió darle su calor y su cariño lo mejor que pudo. Su largo tronco comenzó también a doblarse, acercándose cada vez más a su compañero moribundo. Cuando le alcanzó, le tapó con sus largas ramas y bellas flores.

Cuando al final el árbol murió, su compañera, llena de tristeza por no haber podido salvarle con su calor, dejó que sus flores de marchitasen y que sus hojas se secasen y, lentamente, dejó de vivir , inclinándose cada vez más a su ser amado hasta quedar unidos en uno, un ser, un alma, un único amor.

soñadora