Los acontecimientos

Me encuentro aquí, sentada frente al ordenador. Es de noche, una noche fría sin duda, pero yo tengo calor.

Miro la pantalla. La luz me ciega, pero sigo enfrente, mirando fíjamente y escribiendo palabras sin sentido.

La gente que me lee, no me entiende, o no me quiere entender.Muchas personas se ven reflejadas en mis post, pero temen admitirlo.

Debo admitir que muchos de los post que he intentado escribir en momentos en los que me sentía filosófica, una vez leídos al cabo de un tiempo, me hacen ver los distintos puntos de vista que voy adquiriendo con el paso del tiempo.

Veo mi avance, mi madurez. Pero también veo mi inmadurez y los errores que tengo que comenter para mejorar.

Pero, hay una cosa que todavía debo superar.....

Si veo mis errores y puedo corregirlos, ¿por qué no lo hago? ¿es quizás por orgullo, por vaguería o incluso por desconfianza por adentrarme en muchos más errores?

No, nada de eso.....en realidad, pensándolo mucho, es porque no quiero madurar. Quiero seguir siendo aquella niña a la que le gustaba divertirse viendo películas de dibujos, aquella que se imaginaba historias de amor entre sus juguetes y no, aquella persona en la que se está convirtiendo, que debe ver la realidad tan dura y cruda como es, y madurar a marchas forzadas para poder sobrevivir en la sociedad.

Yo no quiero eso, eso es pasar por sufrimiento y dolor para lograr esa felicidad deseada, por esa razón, siempre miraré mis errores, pero no los tocaré, de esta forma me acercaré más a la felicidad, la niñez, la inocencia.


soñadora

recuerdos

Era un tarde invernal.Fuera hacía tanto frío que se me quitaron las ganas de salir.Estaba sola en casa y no sabía qué hacer.

Depronto, andando por una habitación, mi pie chocó con algo que estaba en el suelo.Era un album de familia.Y que no tenía otra cosa que hacer, decidí sentarme en la alfombra y abrí la primera página.Ante mis ojos aparecieron una sucesión de fotos mías, de mis padres y de gente cercana que invadieron mis sentidos y me sumergieron en un océano de sentimientos, emociones y recuerdos de hacía tiempo y que no recordaba.

pasando páginas y páginas, viendo mi evolución y la de otros, me saltaron a la memoria mis abuelos paternos.

Ahora se acerca la navidad y me entriistezco, pues recuerdo esa noche buena todos los años, en la que llevabamos a cab nuestro ritual.Los yayos siempre venían a cenar a casa y se quedaba a dormir.Lo que más me gustaba era la mañana siguiente, cuando mi hermana y yo nos levantábamos e íbamos a ver los dibujos animados con ellos.

Cuando volví a la realidad, varias lágrimas habían caído entre las hojas y, casualmente, mojaban los rostros de los queridos ausentes.Decidí cerrar el album y, con una sonrisa, les dije que les quiero, allá donde estén.

Este post os lo dedico abuelos.

Soñadora

Vida

Había andado horas y horas.Cuando volví al mundo real, me encontré en el parque y frente a mi banco favorito.Me senté y recordé.

Una pequeña sonrisa asomó en mi rostro al recordar las veces que me había sentado allí.Daba igual si estaba lloviendo o si hacía un caor de mil demonios, ese era mi banco y allí me sentaba a pensar.

Ese pequeño espacio que había vivido casi toda mi vida, era mi rincón secreto, pues solo él y yo habíamos compartido tantas emociones.Ese banco me vio llorar, reír e ,incluso, madurar.

Lo curioso del caso es que, tras 86 años de existencia, mi muerte fue con una sonrisa en el banco de aquel parque, mi banco.

Soñadora

Vida, mi vida.Eso buscaba yo por cada rincón de mi habitación, andando como un gato encerrado sin encontrar nada de nada.Decidí salir al pasillo, pero ahí tampoco encontré nada.Salí a la calle y anduve buscando.¿pero qué buscaba?

¿Buscaba un botón, un alfiler, una hoja?

NO.

Buscaba la vida, mi vida. Pensé que había perdido años de libertad.

Pero mi libertad no era física, sino espiritual, intelectual.Necesitaba salir de esa caja en la que me habían encerrado y de la cual no podía salir para descubrir la realidad, mi realidad.

¿Pero todo esto es real?

NO.

Esto es sueño, mi sueño.Es el sueño del que nunca despertaré.


Soñadora