Me enamoré de tí, de tus ojos, de tu pelo, de tu sonrisa...¿y todo para qué?
Cuanto más felices éramos todo cambió.
Tú enfermaste de esa terrible enfermedad llamada cáncer. En un rpincipio mantuve la esperanza de tu recuperación pero, por más que se te practicara la quimioterapia, tú no mejorabas.
Primero tu precioso pelo se cayó. Más tarde tus sonrojadas mejillas empadilecieron dando a tu rostro una sombra cadabérica...
Cuando ya no te mantenías en pie y te tuvieron que ingresar, me dijiste que me fuera, que no sufriera. Pero te quiero y no quiero dejarte solo, si aún queda algún resquicio de esperanza, ahí estaré yo para luchar por conseguirlo.
Una noche, despertaste y me miraste desde tu cama. Te cogí la mano que ya casi no podías mover, y me dijiste:
- Te quiero, me has hecho muy feliz, pero siento haberte mentido...
-¿ Mentirme?
- Sí, nunca te dije que estaba enfermo, porque me hacías feliz, y ahora soy yo quien te está destrozando...lo siento mucho...
- Sabes que el haberme mentido ha sido lo mejor que nos ha podido suceder, no tengo que darte mi perdón porque nunca lo has buscado, te quiero.
Me miró con los ojos brillantes y de su boca asomó una pequeña sonrisa. El brillo fue menguando hasta quedar seco. Había muerto.
soñadora