Cuando llegué al campo, cerré los ojos y me tumbé.
Mi olfato captó el olor de la hierba mojada, la tierra mojada que había a mi alrededor. Poco a poco mis manos comenzaron a acariciar el suelo, tal y como hacían los niños cuando querían crear un angel sobre la nieve, y percibí el cosquilleo que la hierba me hacía en las palmas de las manos.
Una pequeña sonrisa se reflejó en mi rostro cuando abrí los ojos y vi a la pequeña mariquita corretear por mi brazo derecho, buscando un lugar donde poder descansar.
La cogí y la posé suavemente en mi dedo índice que moví en dirección al cielo. La mariquita se situó en la punta y sacó sus alas. Justo en ese momento se levantó un pequeña brisa y la mariquita voló siguiéndola como si ella le marcase el camino que debía seguir.
Miré alrededor y vi muchas flores de diferentes clases: lirios, margaritas, rosas silvestres, dientes de león...Olían muy bien y eran muy bonitas. No pude resistirme y sin pensármelo dos veces cogí una flor de cada clase y las metí dentro del libro que estaba leyendo para que se secasen.
Poco después crucé la vaya y me adentré en mi casa. Allí las saqué y las colgué boca abajo en el invernadero para que se secasen y mantuvieran el color.
Ha pasado un mes desde entonces y las flores secas se encuentran en la mesilla al lado de mi cama. Conservan el color de aquel día e incluso me parece que todavía huelen. Aquella tarde fue feliz.
soñadora
Tuesday, May 27, 2008
Thursday, May 08, 2008
El número cuatro
Uno, dos, tres, cuantro...dando vueltas hace un rato...uno, dos, tres, cuatro...caminando paso a paso....
Así perdía el tiempo aquella tarde lluviosa, encerrada entre cuatro paredes sin saber qué hacer.
El violín descansaba encima de la mesa, aún caliente por haber sido tocado durante horas y horas, pero ahora estaba ahí, enfriándose lentamente, espectante, sintiendo en sus vibraciones internas la canción que ella tanto cantaba. El arco, situado a su lado, tenía cuatro cerdas rotas, que la estudiante no había cortado todavía, por lo que colgaban en el borde de la mesa sin caer.
Cuatro minutos pasaron y la chica seguía dando vueltas y cantando aquellas ridículas palabras sin sentido que la abstraían más y más.
De pronto, el teléfono sonó pero ella no se dio cuenta hasta el cuarto toque, entonces se acercó a la mesa donde se encontraba el móvil, lo miró y su corazón palpitó a 104 pulsaciones por minuto.
¡Era él! Había estado esperando esa llamada durante cuatro semanas y justamente ese día, día cuatro de abril, llamó.
Nerviosa lo cogió y contestó. De pronto, reconoció su voz, aquella voz que una vez la había hecho feliz hacía cuatro años y, por primera vez en cuatro meses, ella volvió a sonreír.
soñadora
Así perdía el tiempo aquella tarde lluviosa, encerrada entre cuatro paredes sin saber qué hacer.
El violín descansaba encima de la mesa, aún caliente por haber sido tocado durante horas y horas, pero ahora estaba ahí, enfriándose lentamente, espectante, sintiendo en sus vibraciones internas la canción que ella tanto cantaba. El arco, situado a su lado, tenía cuatro cerdas rotas, que la estudiante no había cortado todavía, por lo que colgaban en el borde de la mesa sin caer.
Cuatro minutos pasaron y la chica seguía dando vueltas y cantando aquellas ridículas palabras sin sentido que la abstraían más y más.
De pronto, el teléfono sonó pero ella no se dio cuenta hasta el cuarto toque, entonces se acercó a la mesa donde se encontraba el móvil, lo miró y su corazón palpitó a 104 pulsaciones por minuto.
¡Era él! Había estado esperando esa llamada durante cuatro semanas y justamente ese día, día cuatro de abril, llamó.
Nerviosa lo cogió y contestó. De pronto, reconoció su voz, aquella voz que una vez la había hecho feliz hacía cuatro años y, por primera vez en cuatro meses, ella volvió a sonreír.
soñadora
Saturday, May 03, 2008
la vida en colores
Una mañana, harta de todos los trabajos, deberes y tensiones, caminé por las calles de Madrid sin rumbo fijo.
Mis pies iban solos, guiándome entre callejas ycallejas hasta que al fin pararon frente a una puerta.
Miré la fachada del edificio, que parecía abandonado, y llamé. La puerta estaba abierta. Sin ningún temor me metí en el interior del lugar.
Se trataba de una amplia sala vacía. Todas las paredes desnudas deslumbraban de lo blancas que estaban.
Frente a mí había varios cubos de pintura de diferentes colores, al lado había una nota. La cogí y la leí.
Decía así:
"La vida tiene muchas cosas, pero la más maravillosa es expresar tus emociones mediante colores"
Sin pensármelo dos veces, me acerqué a los cubos y metí mis manos en determinados colores, después me dediqué a manchar las paredes riendo y corriendo de pared en pared. Cuando terminé, contemplé con gran asombro el resultado de mi euforia. En las pareces, llenas de manos, manchojos y pintura goteando, mostraban la felicidad.
soñadora
Mis pies iban solos, guiándome entre callejas ycallejas hasta que al fin pararon frente a una puerta.
Miré la fachada del edificio, que parecía abandonado, y llamé. La puerta estaba abierta. Sin ningún temor me metí en el interior del lugar.
Se trataba de una amplia sala vacía. Todas las paredes desnudas deslumbraban de lo blancas que estaban.
Frente a mí había varios cubos de pintura de diferentes colores, al lado había una nota. La cogí y la leí.
Decía así:
"La vida tiene muchas cosas, pero la más maravillosa es expresar tus emociones mediante colores"
Sin pensármelo dos veces, me acerqué a los cubos y metí mis manos en determinados colores, después me dediqué a manchar las paredes riendo y corriendo de pared en pared. Cuando terminé, contemplé con gran asombro el resultado de mi euforia. En las pareces, llenas de manos, manchojos y pintura goteando, mostraban la felicidad.
soñadora
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