Sunday, July 27, 2008

En mis sueños siempre estaba entreabierta, como si esperase un pequeño empujoncito de mi mano para mostrarme lo que ocultaba, pero cuando iba allí, siempre estaba cerrada.

¿Qué quería decir exactamente mi sueño?

Sin pensarmelo dos veces, a la mañana siguiente me planté en su casa, golpeé dos veces la puerta con la aldaba y esperé a que la criada me abriese la puerta. Pero nadie contestó, el eco de mis golpes sonaba por toda la casa burlándose de mí.

Completamente enojada golpeé la puerta con tal fuerta que esta cedió.

Me metí en el interior y me sorprendí con la escena que me encontré frente a mí. No había rastro de mi amigo ni de su familia. La casa estaba vacía, sin muebles ni nada. Al parecer temían ser vistos de nuevo tras mi descubrimiento. Sabían que tarde o temprano yo les delataría, pero había algo que no me encajaba. Les había visto en acción, pero dónde se encontraban los cuerpos no lo sabía.

Saqué y preparé la pistola de mi padre, atento a cualquier movimiento y me adentré en las cocinas.

Tal y como en mi sueño, la puerta se erguía frente a mí desafiante, esperando a que yo la abriera. Cuanto más cerca me encontraba de la puerta, más frío hacía. Al fin mis pies pararon frente a la tabla de madera tallada y cerrada como burlándose de mi extrema delgadez y debilidad. Pero yo sentía que la suerte corría por mis venas y, sin pensármelo dos veces, pegué un tiro al picaporte que abrió la puerta de golpe mostrándome una escena escalofriante, truculenta y terrorífica.

1 comment:

* said...

Suu! Que aunque no te comente sigo leyendote eh! No dejes de postear